Enemas de café: el estímulo del hígado

El enema en la historia
Los enemas del café eran una parte establecida de práctica médica cuando el Dr. Max Gerson los introdujo en terapia del cáncer en los años 30. Basándose en trabajo alemán del laboratorio, Gerson creyó que el cafeína podría estimular el hígado y la vesícula biliar para descargar la bilis. Él se sentía que este proceso podría contribuir a la salud del paciente del cáncer.

En 1981, por ejemplo, el Dr. Lee Wattenberg y sus colegas podían demostrar que las sustancias encontradas en café-kahweol y cafestol palmitate-promueven la actividad de un sistema dominante de la enzima, S-transferase del glutathione, sobre la norma. Este sistema desintoxica un arsenal extenso de electrophiles de la circulación sanguínea y, según el Gar Hildenbrand del instituto de Gerson, "debe ser mirado como mecanismo importante para la desintoxicación cancerígena." Este grupo de la enzima es responsable de neutralizar los radicales libres, productos químicos dañosos ahora implicados comúnmente en la iniciación del cáncer. En ratones, por ejemplo, estos sistemas se realzan 600 por ciento en el hígado y 700 por ciento en el intestino cuando los granos de café se agregan a la dieta de los ratones. 

El Dr. Peter Lechner, que está investigando el método de Gerson en el Landeskrankenhaus de Graz, Austria, ha divulgado que los "enemas del café tienen un efecto definido en los dos puntos que se pueden observar con un endoscope." F.W. Hacer frente (1977) ha postulado la existencia "de un síndrome del daños del tejido fino." Cuando las células son desafiadas por el veneno, privación del oxígeno, desnutrición o un trauma físico pierden el potasio, toman en el sodio y el cloruro, y se hinchan para arriba con exceso de agua, según informaciones de la prestigiosa web  medicina-ortomolecular.es


Procedimiento: 


Hervir de 1,5 a 2 litros de agua (embotellada) durante dos minutos, luego añadir de 2 a 3 cucharadas de café (de cultivo ecologico) y dejar a fuego lento durante 15 minutos, apagar y dejar enfriar . Llenar el depósito y colgarlo a 1 metro por encima del nivel del tronco. Hacer salir un poco de agua por la cánula con el fin de eliminar el aire. Cerrar el grifo y aplicar en la cánula un poco de aceite para facilitar su penetración. Tumbarse en el suelo o en la cama sobre el lado izquierdo e introducir la cánula con cuidado. También puede colocarse «de cuatro patas». Una vez introducida la cánula abrir el grifo y dejar que se vacíe el depósito. Si nota dolor o deseo de evacuar, interrumpir el lavado, pues no tiene sentido aguantar. Después de evacuar, llenar de nuevo el depósito y volver a empezar hasta conseguir introducir la totalidad del depósito y retenerlo unos minutos.
  
Una vez evacuado, llenar una pera de 60 cc. con aceite de girasol o de lino o de oliva prensado en frío (no refinado) y vaciarlo en el recto. Este aceite, rico en vitamina F, ejerce una acción regeneradora sobre la mucosa intestinal.

Incluimos este vídeo de Txumari Alfaro, un experto en medicina natural y presentador de televisión. 

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